Gastroenteritis transmisible en cerdos

Gastroenteritis transmisible

Gastroenteritis transmisible del cerdo: una amenaza silenciosa para la producción porcina

La gastroenteritis transmisible (GET) es una de las enfermedades más preocupantes de la porcicultura, que afecta tanto a los ganaderos como a la salud de los cerdos. Este nombre puede sonar técnico y lejano, pero la realidad es que la GET es un desafío que puede causar graves daños económicos y tener un profundo impacto en la producción porcina. En este artículo exploraremos en profundidad y de forma accesible qué es la gastroenteritis transmisible, cómo afecta a los cerdos, sus formas de transmisión, diagnóstico, tratamiento y, sobre todo, las medidas preventivas que se pueden adoptar para evitar su propagación.

¿Qué es la gastroenteritis transmisible?

La gastroenteritis transmisible es una enfermedad vírica muy contagiosa que afecta a cerdos de todas las edades, pero es especialmente devastadora para los lechones jóvenes, ya que provoca altas tasas de mortalidad. El agente causal de la GET es un coronavirus (TGEV, o virus de la gastroenteritis transmisible porcina) que ataca el sistema gastrointestinal de los cerdos, provocando una grave inflamación en el intestino. Esta inflamación compromete la absorción de nutrientes, provocando síntomas como diarrea acuosa, deshidratación y, en los casos más graves, la muerte.

La EGT se identificó por primera vez en la década de 1940 y ha sido una preocupación constante para la industria porcina desde entonces. Aunque la enfermedad es más común en países con grandes poblaciones de cerdos, como Estados Unidos, Europa y China, puede aparecer en cualquier lugar donde se críen cerdos, lo que supone una amenaza mundial.

 

Gastroenteritis transmisible
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Síntomas y repercusiones en la salud de los cerdos

Los síntomas de la EGT varían en función de la edad de los cerdos infectados. Los lechones recién nacidos son los más vulnerables y presentan síntomas graves, como diarrea intensa y deshidratación rápida. Estos lechones suelen morir a los pocos días de la aparición de los síntomas, con tasas de mortalidad de hasta 100% en animales de menos de dos semanas.

En cambio, los cerdos de más edad suelen presentar síntomas menos graves. Pueden desarrollar diarrea, pero suelen recuperarse en una semana. Sin embargo, la recuperación no siempre significa un retorno completo a la salud anterior. El estrés causado por la infección puede afectar al crecimiento y la productividad de los cerdos, con la consiguiente pérdida de peso y retraso en el desarrollo.

Además del impacto directo en la salud de los cerdos, la EGT también causa importantes pérdidas económicas a los productores. La pérdida de lechones, la necesidad de tratar a los animales infectados, la reducción de la productividad y los costes asociados a la aplicación de medidas de control son sólo algunas de las consecuencias financieras de esta enfermedad.

Transmisión y ciclo del virus

El coronavirus responsable de la EGT es muy contagioso y puede transmitirse de varias formas. La vía fecal-oral es la más común, en la que los cerdos entran en contacto con heces contaminadas y acaban ingiriendo el virus. El virus también puede transmitirse a través de aerosoles, agua contaminada, equipos e incluso seres humanos que hayan estado en contacto con cerdos infectados.

El ciclo del virus es rápido y eficaz. Tras la infección, el virus se multiplica rápidamente en el intestino delgado, destruyendo las células que recubren el tracto intestinal. Esto conduce a una pérdida de la capacidad de absorber nutrientes y agua, lo que provoca los síntomas característicos de la enfermedad. La excreción viral comienza a los pocos días de la infección, lo que facilita la rápida propagación entre cerdos de la misma explotación.

Diagnóstico de la ERGE

El diagnóstico de la EGT es esencial para controlar la enfermedad, sobre todo porque los síntomas pueden confundirse con los de otras enfermedades intestinales porcinas. Existen varias técnicas de laboratorio para detectar el virus de la EGT, entre ellas la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que es muy sensible y específica. Además, pueden utilizarse pruebas de inmunofluorescencia directa y exámenes histopatológicos para confirmar la presencia del virus en el tejido intestinal.

Los criadores de cerdos deben estar alerta ante los primeros signos de la enfermedad y buscar asistencia veterinaria rápidamente para confirmar el diagnóstico. Esto es crucial para prevenir la propagación de la EGT dentro de la explotación y aplicar las medidas de control necesarias.

 

Gastroenteritis transmisible
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Tratamiento y gestión de los animales infectados

Desgraciadamente, no existe un tratamiento antivírico específico para la EGT. El tratamiento de la enfermedad se centra en aliviar los síntomas y prevenir las complicaciones secundarias. En caso de brote, el principal objetivo es mantener a los lechones hidratados y garantizar que reciban los nutrientes necesarios para sobrevivir al periodo crítico de la infección.

El uso de soluciones electrolíticas orales puede ayudar a combatir la deshidratación, mientras que el suministro de calor adicional puede ser necesario para mantener a los lechones calientes y cómodos. Además, separar a los cerdos infectados de los sanos es esencial para evitar la propagación del virus.

Es importante tener en cuenta que una vez que se produce un brote en una explotación, la gestión de la enfermedad puede resultar extremadamente difícil. Por eso las medidas preventivas desempeñan un papel vital en la protección de las piaras de cerdos.

Prevención: la clave para evitar brotes

La prevención de la gastroenteritis transmisible es, con mucho, la estrategia más eficaz para hacer frente a esta enfermedad. La principal herramienta preventiva es la vacunación. Hay vacunas disponibles que pueden ayudar a proteger a los cerdos contra la gastroenteritis transmisible, especialmente a las cerdas reproductoras, que, cuando están inmunizadas, transmiten la inmunidad pasiva a sus lechones a través del calostro.

Además de la vacunación, la bioseguridad es crucial. La aplicación de medidas estrictas de bioseguridad puede reducir considerablemente el riesgo de introducción y propagación del virus de la gastroenteritis transmisible en una explotación. Estas medidas incluyen:

  1. Control de accesoLimitar el acceso de personas y vehículos a la granja es esencial para evitar la introducción de agentes patógenos. Todos los visitantes deben seguir los protocolos de desinfección y llevar ropa y calzado exclusivos de la explotación.
  2. Aislamiento de animales jóvenesLos cerdos recién adquiridos deben aislarse durante un tiempo antes de introducirlos en la piara existente. Esto ayuda a garantizar que no traigan la enfermedad a la granja.
  3. Higiene estrictaLa limpieza y desinfección periódicas de las instalaciones, el equipo y los vehículos de transporte son esenciales para prevenir la propagación del virus. Se recomienda el uso de desinfectantes eficaces contra el TGEV.
  4. Control continuoMantener una vigilancia activa de la salud de los cerdos y realizar pruebas periódicas puede ayudar a identificar rápidamente cualquier signo de EGT y permitir una respuesta rápida.
  5. Nutrición adecuadaGarantizar que los cerdos reciban una dieta equilibrada rica en nutrientes puede reforzar su sistema inmunitario, haciéndolos menos susceptibles a las infecciones.

Perspectivas de futuro en la lucha contra la TGE

Aunque la gastroenteritis transmisible sigue siendo una amenaza para la ganadería porcina, los avances en investigación y tecnología ofrecen esperanzas. La biotecnología y la ingeniería genética se están explotando para desarrollar nuevas vacunas y tratamientos más eficaces. Además, la adopción de prácticas de bioseguridad cada vez más sofisticadas puede ayudar a minimizar el riesgo de brotes.

Es esencial que los productores de porcino se mantengan al día de las mejores prácticas y las nuevas tecnologías disponibles para combatir la EGT. La formación continua y la colaboración entre veterinarios, investigadores y porcicultores son fundamentales para proteger la salud de las piaras y garantizar la sostenibilidad de la producción porcina.

Conclusión - Gastroenteritis transmisible

La gastroenteritis transmisible es una enfermedad que, aunque silenciosa, puede causar profundos daños a la ganadería porcina. La prevención es sin duda la mejor estrategia para evitar los efectos devastadores de esta enfermedad. La vacunación, una bioseguridad estricta y una gestión cuidadosa son las claves para proteger a los cerdos y garantizar una producción sana y sostenible.

Mantenerse informado y proactivo es la mejor manera de afrontar los retos que plantea la EGT. Con un enfoque informado y bien planificado, es posible reducir el riesgo de brotes y minimizar el daño que esta enfermedad puede causar a los cerdos y al sector porcino en su conjunto.

 

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